martes, 30 de agosto de 2016

#18 – La “incorporación” de la mujer al mundo del trabajo

Este breve post viene inspirado a raíz de una reflexión que he escuchado en un vídeo de Youtube. Una reflexión que, en mi opinión, comenzó siendo muy acertada: venía a decir que los niños cada vez reciben menos atención y una afectividad más deficiente. Hasta ahí de acuerdo. El problema viene cuando el locutor nos revela la causa y raíz incontestable de este mal: la incorporación de la mujer al mundo del trabajo.
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La tesis principal es que, la mujer, al dejar de pasar todo el tiempo en casa, ya no dedica el suficiente amor y atención a sus hijos, porque se ha incorporado al mundo del trabajo.
Y es que, si analizamos este razonamiento, podemos vislumbrar un error garrafal: ¿es que acaso una mujer que es ama de casa no trabaja? ¿Es que acaso la comida se prepara sola, la limpieza se hace sola, la ropa se lava sola?
Esto nos lleva a cuestionarnos el concepto de “trabajo”: nos han metido en la cabeza que “trabajar” sólo consiste en tener un empleo en una empresa y recibir un sueldo cada mes por ello, pero en realidad estamos trabajando siempre que empleemos nuestro tiempo en producir un bienes o servicios.
Por eso me hace gracia la descripción idílica y edulcorada que hacen algunos sobre las amas de casa: como una persona (idealmente, mujer) que vive sin preocupaciones, sin problemas, entregándose felizmente a su familia y dedicando todo su tiempo y energía en mimar a los suyos y educar a su prole.
Y sí, es cierto que el trabajo de ama de casa te da flexibilidad para ir a buscar a los niños al colegio y merendar con ellos por las tardes. Pero también implica una serie de obligaciones, y ¿acaso mientras estás tendiendo la ropa, puedes hacer al mismo tiempo los deberes con tus hijos? ¿Puedes llevarles al parque y vigilarles mientras estás preparando un cocido de tres horas? ¿Puedes limpiar el baño y prodigar mimos y caricias a los tuyos mientras tanto? Y como en el hogar haya personas enfermas que necesiten cuidados, ya no te quiero ni contar.
Desde fuera, las amas de casa parecen personas con una vida perfecta entregada a su familia, pero nunca nos preguntamos si se sienten reconocidas, nunca visibilizamos su importancia, nunca tenemos en cuenta los sacrificios que realizan.
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Y, por si fuera poco, si deciden entrar en lo que se conoce como “mercado laboral”, bien sea por necesidad económica, por tener mayor independencia o sencillamente porque han aprendido una profesión y quieren ejercerla, ¡ZAS! Las atacamos y las tachamos demalas mujeres… y la razón que emana de nuestra boca es: que ya no dedican su amor y tiempo a su familia.
Un argumento falaz, como hemos dicho, ya que una persona, trabaje en casa o fuera de ella, trabaja, y no puede por tanto dedicar el 100% de su tiempo a su familia.
Por tanto, a mí esto del “afecto a los niños” me suena a excusa, y me parece que a algunos lo que les duele es que el 50% de la humanidad pueda decidir qué hacer con su fuerza de trabajo, qué hacer con su vida, y que incluso podamos plantear un reparto equitativo del trabajo y las responsabilidades.
Estoy de acuerdo en que las relaciones familiares son cada vez más insanas, en que cada vez nuestra afectividad es más pobre, y en que, efectivamente, el amor es un peligro para el poder ya que nos mantiene unidos. Pero, para acabar con esto, debemos abandonar el camino fácil (verter toda la culpa sobre las mujeres) y optar por el difícil pero verdaderamente efectivo: reflexionar sobre qué estamos haciendo mal como sociedad, y qué podemos hacer para luchar por un mundo más justo, con jornadas de trabajo (remunerado o no) más humanas, menos alienantes y que nos permitan dedicar más tiempo y amor a nosotros mismos y a los nuestros.
Y todo lo demás, son excusas.
https://despiertamuneca.wordpress.com/

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