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miércoles, 30 de septiembre de 2015

COMO LA MEDICINA CONVENCIONAL INCUMPLE EL JURAMENTO HIPOCRATICO

Los tratamientos médicos son la primera causa de muerte

La primera causa de muerte en el mundo no son ya las enfermedades cardiovasculares ni la segunda el cáncer. Han sido desplazadas de lugar por ¡los tratamientos médicos!

El hecho es de tal gravedad que resulta increíble que no se haya abierto urgentemente un debate público para analizar la situación. Y eso que el estudio que lo demuestra es impecable y no ha sido cuestionado. Según éste, publicado con el nombre de Death by Medicine, en Estados Unidos mueren no menos de 780.000 personas al año a causa de errores médicos, efectos yatrogénicos de los medicamentos, problemas relacionados con la cirugía, infecciones hospitalarias, procedimientos innecesarios, úlceras mal tratadas y malnutrición. Es decir, por tratamientos médicos. Y no están contabilizadas siquiera las muertes causadas por las exposiciones radiológicas, el uso excesivo de antibióticos, los medicamentos carcinógenos, el uso de la quimioterapia, la cirugía innecesaria, las terapias insuficientemente probadas y otras causas habituales lo que hace indicar que la cifra real es notablemente superior. De hecho, las cifras se basan sólo en los actos yatrogénicos reportados y se calcula que éstos no llegan al 20% de los ocurridos realmente. No puede extrañar, pues, que los propios autores del estudio afirmen: "Es evidente que el sistema médico americano es la causa principal de muerte y lesión en Estados Unidos" Y ofrecen el dato de que el coste de la yatrogenia para el sistema sanitario norteamericano es de ¡282.000 millones de dólares anuales!
"Cuando la causa número uno de muerte en una sociedad es el sistema de protección de la salud -se llega a decir en las Conclusiones del estudio- entonces tal sistema no tiene excusa alguna para abordar sus propias limitaciones urgentes. Es un sistema fallido que precisa de atención inmediata. Lo que nosotros hemos perfilado en este documento refleja aspectos insoportables de nuestro sistema médico contemporáneo que necesita ser reformado desde sus mismos cimientos". 
Obviamente, estas cifras son extrapolables a cualquier estado occidental desarrollado porque el sistema sanitario es muy similar en todos ellos. Y eso supone, teniendo en cuenta que en España somos hoy 43 millones de habitantes, que en nuestro país mueren por las razones inicialmente apuntadas -sin contar otras- no menos de 130.000 personas al año a causa de los tratamientos médicos. Evidentemente la cifra es muy superior ya que a ella habría que añadir, por ejemplo, los 100.000 españoles que fallecen de cáncer anualmente sólo en hospitales (sin contar a quienes mueren en sus casas).

 ¿Hasta cuándo vamos a consentir este disparate? ¿Hasta cuándo vamos a aceptar que un sistema completamente fracasado e inútil acabe cada año con la vida de decenas de millones de personas en el mundo sin que se haga nada? ¿Es entendible que se cree en España una comisión de investigación parlamentaria para averiguar qué llevó a la muerte a 192 personas en marzo pasado en un acto vil y cobarde pero no se quiera debatir el genocidio que se perpetra legalmente desde el sistema sanitario? El único debate que se desarrolla en nuestro ámbito político es el de cómo financiar ese sistema. ¡Vaya estupidez! Eso se resuelve fácil y rápidamente: basta con que los estados se nieguen a sufragar los medicamentos que no curan, aquellos que tienen mero carácter paliativo o se limitan a aminorar los síntomas sin afrontar la enfermedad... y que además provocan efectos secundarios negativos (es decir, yatrogénicos). Porque eso supondría dejar de costear ¡el 98% de los fármacos! Y es que la inmensa mayoría de los medicamentos ¡no curan nada! ¿Hasta cuándo se va a amparar, pues, tamaño dislate? ¿Es que la corrupción y la falta de ética han podrido hasta tal punto los pilares de nuestra sociedad que ésta carece ya de capacidad de reacción ante lo que está sucediendo?

Después de leer lo anterior puede contrastarse el diferente tratamiento que se le da a las muertes causadas por las farmacéuticas y a las supuestas muertes que podrían causar otro tipo de tratamientos.

Se ha producido recientemente un caso escandaloso con Andreas Kalcker, quien fue detenido mientras impartía una conferencia donde se hablaba del MMS. Andreas ha sido imputado y se enfrenta a serios cargos.

El 8 de Diciembre de 2012 tuvo lugar en Balaguer ( Lleida ) un acto de Apoyo aAndreas Kalcker organizado por la Asociación Dolça Revolució.



La incidencia de reacciones secundarias-adversas, producidas por medicamentos recetados, es el problema de salud más criticado en los Estados Unidos.

Desafortunadamente al analizar los efectos de los medicamentos químicos en el organismo, podemos señalar que las enfermedades que causan, son peores que la enfermedad que se suponían curarían.

Las estadísticas indican que millones de personas son admitidas en los hospitales de los Estados Unidos cada año, debido a las enfermedades producidas por las medicinas. Y el número de fatalidades por esta causa sigue en aumento.

El negocio médico-farmacéutico produce cientos de miles de millones de beneficio a costa de millones de enfermos y muertes. Todo se reviste con el engañoso poder del conocimiento y la ciencia, del prestigio de la profesión médica, de los miles de millones invertidos en tecnología. Se trata de denigrar las medicinas naturales y terapias no convencionales, acusándolas de ineficaces, estafas y hasta fanatismos.

Anualmente se le ofrece al médico alrededor de 400 nuevas drogas, y encontramos que los fabricantes de las mismas se enfocan en exagerar sus beneficios e ignorar los efectos secundarios.

Por otro lado la sociedad actual señala el error como castigable y culpabilizable, por eso fácilmente se cae en la tentación de ocultar u omitir un error. Evidentemente, esta forma de actuar oculta datos y dificulta la actuación para evitar errores reiterados.

Ya en 1994 el médico Lucian L. Leape denunció los hechos en un artículo titulado “El error en Medicina”, donde llegaba a la conclusión de que en Estados Unidos morían al año 180.000 personas por iatrogenia (acto médico dañino); años más tarde el propio Leape duplicaría la cifra. En 1999, otro estudio convertía a la Iatrogenia en la tercera causa de muerte en Estados Unidos y cuatro años después, la cifra de 250.000 pasa a 783.936, convirtiéndose en la primera causa de muerte.

A continuacion le relacionamos el daño que pueden provocar algunas de las medicinas mas comunes que consumimos, y las estadísticas que existen hasta el momento:

- ASPIRINA. Produce náuseas, vómitos, hemorragias gastrointestinales, diarreas, úlceras, acidosis, ruido en los oídos, sordera, exceso de sudor, fiebre, sed, visión nublada, erupciones en la piel, palpitaciones del corazón, alucinaciones, delirio, funcionamiento anormal de los riñones, muerte del feto, estupor, coma, convulsiones, colapso circulatorio, reducción del azúcar en la sangre, retardación mental y la muerte. A los diabéticos les provoca irritación, dolores, vómitos y hasta sangrado en el estómago. Los alérgicos al ácido acetilsalicílico deben tener mucho cuidado también, porque les afecta el hígado, y pueden llegar a desarrollar una enfermedad hepática bastante grave. Además el consumo repetido de la aspirina puede llegar a provocar que su efecto cada vez sea menos potente y menos útil.

- ANTIBIOTICOS. De acuerdo con el Dr. Hobart Reiman, del Colegio Médico Habheman, del 15 al 30 % de todas las personas que toman o se inyectan antibióticos sufren de alguna reacción dañina a la salud y varios centenares de ellas mueren anualmente. Pueden causar los siguientes efectos secundarios: anemia aplástica, leucopenia, palpitaciones excesivas del corazón, alta presión, dolores de cabeza, escalofríos, nauseas, vómitos, diarreas, dermatitis, mareos afecciones de los oídos, inflamación de los nervios, dolores de las coyunturas, irritación de los riñones, vista nublada, adormecimiento y sensación de alfilerazos en las manos y piernas, desórdenes de la sangre, asma, alergias, debilidad, sudor en exceso, hemorragias, daño a los nervios, dificultad al tragar, inflamación del intestino, efectos tóxicos a los riñones, al bazo, al hígado y la muerte.

- MEDICAMENTOS PARA REDUCIR EL COLESTEROL. Pueden producir hemorragias, tromboflebitis, accidentes al cerebro vasculares, cambios emocionales, afecciones en la vista, fatiga, inflamación, mareos, ruidos en los oídos, carraspera, dolor de cabeza, nauseas, vómitos, indigestión, picazón en la piel, irregularidad de la menstruación, aumentos en condiciones del corazón ya existentes, frecuencia excesiva de orinación, estreñimiento, o diarreas, pérdida del pelo, reducción de peso, temblores, nerviosidad e insomnio.

- DROGAS PARA LA ALTA PRESION. Congestión de la nariz, sequedad de la garganta, alteraciones del ritmo cardíaco, diarrea, estreñimiento, nauseas, vómito, mal funcionamiento del hígado, debilidad muscular, hemorragias, erupciones de la piel, aumento excesivo de peso, dolor abdominal, insomnio, pesadillas, somnolencia, fatiga, inflamaciones, dificultad al respirar, exceso de gases, depresión, ansiedad, síntomas de artritis, lupus, leucopenia, mareos, nerviosismo, escalofríos, dolor en el pecho y en el brazo izquierdo (angina), adormecimiento de las manos y piernas, daño en el cerebro, a los riñones y otros órganos, e impotencia sexual en los hombres.

- PILDORAS ANTICONCEPTIVAS. No deben de ser usadas por personas que sufren de alta presión. Puede causar dolores de cabeza, migraña, epilepsia, daño al sistema nervioso, caída del pelo, daño al hígado, apoplejías, tromboflebitis, embolia pulmonar, afecciones a los ojos, anemia, picor en la piel, complicaciones de condiciones ya existentes en el corazón, tumores cancerosos, frialdad sexual, diabetes, esterilidad, aumento de la tensión arterial, aumento de peso, del volumen plasmático y debilitamiento cardíaco, también causa un efecto directo sobre la reabsorción tubular del sodio y agua, alteración de los mecanismos de la coagulación, aumento de los triglicéridos, formación de cálculos biliares, tumores del hígado benignos y malignos.

- PILDORAS TRANQUILIZANTES. Producen degeneración en los músculos del corazón y de las venas y arterias, destrucción de los glóbulos rojos, aumento en el tamaño del hígado y del bazo, depósito de grasa en el hígado, en los riñones, en los pulmones, en el corazón. Cataratas, falta de coordinación y debilidad muscular, adormecimiento, inseguridad al caminar, temblores, desórdenes de la sangre, miopía, aumento de apetito y de peso, menstruación irregular, nauseas, vómitos, baja presión, mareos convulsiones, vista borrosa, dolor de cabeza, resequedad de la boca , palpitaciones excesivas del corazón, calambres, fogajes, disturbios mentales, temblores, alergias, fiebre, inflamación de las venas, parálisis de los músculos, mal funcionamiento del corazón, formación de dependencia psicológica, lleva al suicidio y la muerte.

- HORMONAS INTRAVENOSA Y PILDORAS PARA LA MENOPAUSIA. Incrementa el riesgo de cáncer endometrial, cáncer cervical y vaginal, problemas congénitos, induce a los neoplasmas malignos, administrada por mucho tiempo aumenta la frecuencia de carcinomas del seno, endometrio, cerviz, vagina, hígado, vejiga, riesgo de tromboembolia vascular, adenoma hepático, presión sanguínea alta, hipercalcemia, retención de líquidos, depresión mental, problemas genitourínarios, cambios en el período menstrual, dismenorrea, sindrome premenstrual, candidiasis vaginal, problemas gastrointestinales, náuseas, vómito, melanoma, eritema, erupción de la piel, endurecimiento de la cornea, dolores de cabeza, migraña, aumento o disminución de peso, reduce la tolerancia a los hidratos de carbono, edemas, cambio en el libido, riesgo a infarto del miocardio, embolia pulmonar, tromboflebitis, intolerancia a los lentes de contacto, mareos y la muerte.


De acuerdo con las conservadoras estimaciones publicadas en Journal of the American Medical Association, más de 120.000 personas mueren cada año a causa de los efectos adversos de los medicamentos (Starfield, 2000. Cita del autor). No obstante, un estudio más reciente basado en los resultados de un seguimiento de diez años de las estadísticas gubernamentales revela que las cifras son aún más descorazonadoras (Null, et al., 2003. Cita del autor). Este estudio concluye que las enfermedades iatrogénicas son la primera causa de muerte en Estados Unidos y que las reacciones adversas a los fármacos recetados son responsables de más de 300.000 muertes al año. Si a los cercanos 400.000 muertos por iatrogenia en los Estados Unidos sumamos las muertes producidas por la misma causa en Europa, más las de los países avanzados, mas las del llamado tercer mundo, estamos hablando de millones de muertes al año por ingestión de medicamentos.

Estos datos estadísticos son abrumadores, en especial para una profesión cuyo objetivo es curar y que ha desdeñado con arrogancia los tres mil años de la medicina oriental y los suplementos nutricionales naturales.

Está claro que las multinacionales farmacéuticas sacan un enorme beneficio de esta situación, ejerciendo un control sobre la población, gobiernos, profesión médica y su ejercicio. Los médicos no pueden alegar ignorancia, pues datos y estadísticas son públicos y el día a día de su ejercicio profesional les muestra con claridad la realidad.

El juramento hipocrático que dice que "lo primero es no hacer daño al paciente" se incumple porque se les enseñan a depender de protocolos y de fármacos. Los descubrimientos de la biología celular, de la física cuántica y otras ciencias de vanguardia que cambian diametralmente la visión de lo que es un ser humano, no se han integrado con certeza a la nueva visión cientifica, avanzada y real que debe prevalecer.

Aquí le aportamos otros datos de interés:

- Según un informe sobre los ingresos hospitalarios provocados por las intoxicaciones con fármacos en Estados Unidos, dirigido por Jeffrey H. Coben, de la Universidad de West Virgina, en Estados Unidos las muertes por intoxicaciones de medicamentos entre personas de más de 35 años superan a las muertes de accidentes de tráfico.

- En un estudio publicado en Estados Unidos a finales del año 2010, por una organización no lucrativa bajo el título “Death by Medicine” , se llegó a la conclusión de que la medicina causa más daño que beneficio. En el año 2001, de 278 millones de personas, 8,9 millones fueron hospitalizados innecesariamente y 2,2 millones de esos hospitalizados sufrieron reacciones adversas causadas por los medicamentos administrados en los hospitales. En 2003, según fuentes hospitalarias, se llevaron a cabo 7,5 millones de intervenciones médicas y quirúrgicas innecesarias. En Estados Unidos, durante un año murieron 783.936 personas, todas ellas causadas como reacción a medicamentos en hospital o fuera del hospital, malnutrición, errores médicos, infecciones, procedimientos innecesarios, problemas en cirugías, etc.

- Según el gobierno de Estados Unidos, después de la mariguana, las drogas recetadas son los narcóticos de mayor uso en Estados Unidos, y la epidemia de sobredosis ya supera las epidemias del pasado de cocaína, crack y heroína black tar. El Centro de Control de Enfermedades (CDC) señala que más de 27 mil personas murieron por este tipo de sobredosis en 2007, un incremento de más de 5 veces desde 1990 para llegar a su nivel más alto.

- El Dr. Dale Console - anterior Director Médico de los laboratorios Squibb dijo: "Los médicos y el público están continuamente sujetos a una enormidad de nuevas medicinas, algunas sin valor y otras con gran potencial para hacer más daño que bien".

- El Dr. D.G. Fried - de la Universidad de Harvard dice: "De más de 8,000 medicinas disponibles para el médico, es casi imposible tener información para seleccionar las que debe de usar con sus pacientes".

- El Dr. Wolff - Director de Investigaciones del Washington Hospital Center, ha reportado que "la mayoría de las medicinas que recetan los médicos hacen más daño que bien".

Es imperativa la necesidad de cambiar el sistema que impide a la comunidad médica informar de estos incidentes, ya que en la información también reside el problema.
Todos los estudios mencionados sobre estas reacciones adversas, ya sea hospitalarias, o a medicamentos, coinciden en dos cosas importantes: la importancia del problema y la necesidad de cambiar la “cultura médica” al respecto. Diversos estudios exponen la reticencia de la profesión médica a informar de esos errores y, si ellos no dan el paso, las profesiones del ámbito circundante tampoco lo harán.

Lo sabemos todos. Lo sabe la industria farmacéutica, lo saben los médicos, lo sabe el estado y lo saben las propias víctimas: los enfermos. Cuide usted mismo su salud.
Busque alternativas naturales en la medida de lo posible.

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