Lo que poca gente sabe es que Churchill fue uno de los personajes más siniestros del siglo XX y estuvo a punto de provocar una matanza nuclear de proporciones inimaginables.
Winston Churchill
Apenas unas semanas después de que terminara la Segunda Guerra Mundial y de que la Alemania nazi hubiera sido derrotada, los aliados de la Unión Soviética, Estados Unidos y Gran Bretaña, se apresuraron a desarrollar planes militares destinados a destruir por completo la URSS y arrasar sus ciudades con un ataque nuclear masivo.
Curiosamente, el entonces primer ministro británico Winston Churchill ordenó al Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Británicas, que desarrollaran una estrategia focalizada en atacar a la URSS antes del final de la Segunda Guerra Mundial.
La primera edición del plan se preparó el 22 de mayo de 1945. De acuerdo con el plan, la invasión de la parte europea controlada por Rusia por parte de las fuerzas aliadas, debía iniciarse el 1 de julio de 1945.
LA “OPERACIÓN IMPENSABLE” DE WINSTON CHURCHILL
El plan, denominado Operación Impensable (Operation Unthinkable), sostenía que su principal objetivo era “imponer a Rusia la voluntad de los Estados Unidos y del Imperio Británico. A pesar de que ‘la voluntad’ de estos dos países podía ser definida como no más que un trato justo para Polonia”.
El Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Británicas, concluyó que las fuerzas aliadas ganarían el enfrentamiento en caso de que:
1) Ocuparan las áreas metropolitanas de Rusia a fin de que conseguir que la capacidad productiva del país se reduciera hasta el punto de convertir su resistencia en imposible
2) La derrota decisiva de las fuerzas rusas en el campo de batalla le hiciera imposible a la URSS continuar con la guerra.
Los generales británicos advirtieron a Churchill de que una “guerra total” sería “peligrosa” para las fuerzas armadas aliadas. (una forma fina de decirle que se veían incapaces de derrotar a los rusos)
Sin embargo, después de que los Estados Unidos “probaran” su arsenal nuclear en Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945, Churchill y los políticos estadounidenses más derechistas, comenzaron a intentar persuadir a la Casa Blanca de bombardear la URSS.
Churchill insistió en que un ataque nuclear contra la Unión Soviética, agotada por la cruenta guerra contra Alemania, habría llevado a la derrota del Kremlin, al mismo tiempo que evitaría a las fuerzas aliadas evitar un enorme número de bajas militares británicas y norteamericanas.
Huelga decir que al admirado por muchos ex primer ministro británico, no le importaba en absoluto la muerte de decenas de miles de civiles pacíficos rusos que ya se vieron afectados gravemente por la pesadilla de una espantosa guerra de cuatro años.
“Churchill señaló que si una bomba atómica pudiera ser arrojada sobre el Kremlin, borrándolo del mapa, entonces sería muy fácil manejar a Rusia, que se encontraría de repente sin dirección” sostiene una nota desclasificada del FBI.
SIGUIENDO LOS PASOS DE CHURCHILL: LA OPERACIÓN DROPSHOT
Por impensable que ahora pueda parecer, el plan de Churchill, literalmente, se ganó los corazones y las mentes de los políticos estadounidenses y de muchos oficiales militares.
Entre 1945 y la primera detonación de un dispositivo nuclear en 1949 por parte de la Unión Soviética, el Pentágono desarrolló al menos nueve planes de guerra nuclear dirigidas contra la Rusia soviética, según los investigadores estadounidenses Michio Kaku y Daniel Axelrod.
En su libro “Ganar una guerra nuclear: Planes de guerra secretos del Pentágono”, basado en documentos de alto secreto desclasificados obtenidos a través de la Ley de Libertad de Información, los investigadores expusieron las estrategias de los militares de Estados Unidos para iniciar una guerra nuclear contra Rusia.
“Los nombres dados a estos planes gráficamente retratan su propósito ofensivo:. Bushwhacker, Broiler, Arden, Shakedown, Offtackle, Dropshot, Trojan, Pincher, y Frolic (Guerrillero, Parrilla, Arder, Intimidación, Abordaje, Arrojar, Troyano, Pellizco, Travesura). Por lo visto, el ejército de Estados Unidos era muy consciente del carácter ofensivo del trabajo que el presidente Truman les había ordenado preparar y se esforzaron en nombrar sus planes de guerra en consecuencia”, comenta el profesor estadounidense JW Smith.
Estos planes de “primer ataque” desarrollados por el Pentágono estaban destinadas a destruir por completo a la URSS sin ningún daño para los Estados Unidos.
“El plan Dropshot de 1949 preveía que los EE.UU. atacaran la Rusia soviética y arrojaran al menos 300 bombas nucleares y 20.000 toneladas de bombas convencionales en 200 dianas situadas en 100 áreas urbanas, incluyendo Moscú y Leningrado (el actual San Petersburgo). Además, los planificadores ofrecieron dar inicio a una campaña de tierra contra la URSS para obtener una “victoria completa” sobre la Unión Soviética junto con los aliados europeos. De acuerdo con el plan de Washington, la guerra comenzaría el 01 de enero de 1957″
Durante un largo periodo de tiempo, el único obstáculo en el camino para iniciar ese ataque nuclear masivo fue que el Pentágono no poseía suficientes bombas atómicas (en 1948 Washington se jactó de poseer un arsenal de 50 bombas atómicas), ni de disponer de aviones para llevar a cabo el ataque. Por ejemplo, en 1948 la Fuerza Aérea de Estados Unidos tenía sólo treinta y dos bombarderos B-29 modificados para arrojar las bombas nucleares.
En septiembre de 1948, el presidente norteamericano Harry S.Truman aprobó un documento del Consejo de Seguridad Nacional (NSC 30) sobre“La política de la Guerra Atómica”, que declaró que los Estados Unidos debía estar preparado para “utilizar con prontitud y eficacia todos los medios apropiados disponibles, incluidas las armas atómicas, en interés d ela seguridad nacional y que debía planificar en consecuencia”.
Harry S.Truman
En esos momentos, los generales estadounidenses necesitaban desesperadamente información sobre la ubicación de los centros militares soviéticos y de los centros industriales.
Los EEUU lanzaron miles de vuelos sobrevolando Rusia y fotografiando el territorio soviético, lo que desencadenó preocupaciones sobre una potencial invasión occidental de la URSS entre los funcionarios del Kremlin. Eso no hizo más que forzar a los soviéticos a apresurarse por reforzar sus capacidades defensivas, mientras que los dirigentes militares y políticos de Occidente utilizaron precisamente ese crecimiento militar acelerado de su rival como justificación para la construcción de más armas.
Mientras tanto, con el fin de respaldar sus planes ofensivos, Washington envió sus bombarderos B-29 a Europa durante la primera crisis de Berlín en 1948.
En 1949, se creó la OTAN, la Organización del Tratado del Atlántico Norte, liderada por Estados Unidos, seis años antes de que la URSS y sus aliados de Europa del Este respondieran defensivamente al establecer el Pacto de Varsovia, llamado Tratado de Amistad, Cooperación y Asistencia Mutua.
LA BOMBA NUCLEAR SOVIÉTICA SOCAVÓ LOS PLANES DE EEUU
Justo antes de que la URSS probara su primera bomba atómica, el arsenal nuclear de los EE.UU. había alcanzado ya las 250 bombas atómicas y el Pentágono llegó a la conclusión de que una victoria sobre la Unión Soviética era ya “posible”. Por desgracia para sus intereses, la detonación de la primera bomba nuclear por parte de la Unión Soviética asestó un duro golpe a aquellos planes estadounidenses militaristas.
“La prueba de la bomba atómica soviética el 29 de agosto de 1949, sacudió profundamente a los estadounidenses, que habían creído que su monopolio atómico podría durar mucho más tiempo. Sin embargo no alteraró de forma inmediata el modelo de planificación de la guerra. La cuestión clave a considerar era qué nivel de daño forzaría una rendición Soviética”, afirma el profesor Donald Angus MacKenzie, de la Universidad de Edimburgo, en su ensayo “Planificación de la Guerra Nuclear y Estrategias de coacción Nuclear”
Aunque los planificadores de guerra de Washington sabían que a la Unión Soviética le tomaría años obtener un arsenal atómico significativo, el punto clave era que la bomba Soviética no podía ser ignorada.
El investigador escocés destaca que los EE.UU. se centró principalmente, no en la “disuasión”, sino en la “ofensiva” de un ataque preventivo.
“Hubo unanimidad en los círculos de información privilegiada de que los Estados Unidos debía planificar cómo ganar una guerra nuclear. La lógica inherente a esta estrategia debía implicar que atacar primero era ineludible”, subrayó, y agregó que“los planes de Primer Ataque incluso fueron representados en la política nuclear oficial de los EEUU”.
Cabe destacar que la doctrina oficial, anunciada por primera vez por el entonces secretario de Estado estadounidense John Foster Dulles en 1954, asumía una posible represalia nuclear de Estados Unidos a “cualquier” tipo de agresión de la URSS.
EL PLAN OPERATIVO INTEGRADO ÚNICO DE EEUU (SIOP)
Finalmente, en 1960 los planes de guerra nucleares de Estados Unidos ‘se formalizaron en el Plan Operativo Integrado Único (SIOP).
Al principio, el SIOP preveía un ataque nuclear masivo simultáneo contra las fuerzas nucleares de la URSS, sus objetivos militares, las ciudades, así como contra China y Europa del Este.
Estaba previsto que las fuerzas estratégicas estadounidenses “utilizarían casi 3.500 ojivas atómicas para bombardear sus objetivos. De acuerdo con estimaciones de los generales de Estados Unidos, el ataque podría haber causado la muerte de alrededor de entre 285 hasta 425 millones de personas. Algunos de los aliados europeos de la URSS estaban destinados a ser completamente “aniquilados”.
“Vamos a borrar del mapa por completo a países como Albania”, afirmó el general estadounidense Thomas Power durante una conferencia de planificación del SIOP en 1960, citada por MacKenzie.
Sin embargo, la administración Kennedy introdujo cambios significativos en el plan, insistiendo en que el ejército estadounidense debía evitar un ataque sobre las ciudades soviéticas y debía centrarse solamente en destruir las fuerzas nucleares del rival. En 1962 la SIOP fue modificada pero aún se reconocía que el ataque nuclear podría llevar a la muerte a millones de civiles pacíficos.
Esa competencia peligrosa instigada por los EEUU impulsó a la Rusia soviética a reforzar sus capacidades nucleares y arrastró a ambos países al círculo vicioso de la carrera armamentista nuclear.
Por desgracia, parece que las lecciones del pasado no han sido aprendidas por Occidente y la cuestión de la “nuclearización” de Europa se está planteado de nuevo.
Como podemos ver, este artículo de Sputnik tiene un claro sesgo pro-ruso (y pro-soviético), retratando a los EEUU como unos monstruos y a la Unión soviética como un país pacífico víctima de acoso.
Las cosas, obviamente no son tan sencillas, pero sin embargo queda muy claro cuál ha sido el papel de EEUU y de Gran Bretaña durante las últimas décadas y cuáles eran sus planes para continuar la guerra mundial tras la derrota de Alemania.
También nos sirve para replantearnos la imagen romántica que nos han ofrecido sobre algunos personajes históricos como Winston Churchill, el principal causante de que en España reinara el fascismo durante 40 años (de ahí la admiración ciega del heredero político franquista J Mª Aznar).
Churchill ha sido sin duda uno de los personajes más siniestros del siglo XX y como demuestra este artículo, tenía planes muy avanzados para matar a centenares de millones de personas inocentes por cuestiones ideológicas.
Lo único que le impidió a ese monstruo conseguirlo fueron las imposibilidades técnicas.
Ya sabemos que los ganadores son los que escriben la historia y los que convierten en héroes a los criminales…
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