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martes, 19 de enero de 2016

Ciegos guiando ciegos...


Nos hace mucha gracia la actual tendencia espiritual de algunos autores esotèricos incluyendo webmasters con su doble discurso cuando nos aleccionan a conectarnos internamente con la Madre Tierra mejor conocida en el ámbito esotèrico como Gaia cuyo nombre le fue dado por William Golding, novelista y premio Nobel de Literatura. Dichos personajes nos invitan a entregar  nuestra devoción a esta entidad planetaria lo que equivale a una entrega incondicional de  nuestra energía. Pero también nos desconcierta la inocencia con la que actúan, toda vez que por un lado nos dicen que somos esclavos dormidos de inteligencias foráneas que no hacen màs que ordeñarnos con el único fin de extraer de nosotros determinados tipos de energìas sutiles que requieren para su subsistencia, y por otro lado nos animan a despertar a objeto de que nos emancipemos pacíficamente del yugo y nos encaminemos con planeta y todo hacia la “libertad” ejerciendo el inalienable derecho a nuestra autodeterminación como raza.

Claro, esto en sì ya serìa un ideal digno de los màs encomiables esfuerzos, no obstante cabrìa preguntarnos de què libertad estamos hablando porque liberarnos para quedarnos dueños y soberanos en el suelo y espacio de Gaia sería salir de una esclavitud para entrar en otra porque no hay mayor tiranìa que aquella que emana de las leyes que rigen esta  densidad en la que nos encontramos actualmente, si es como dicen algunos y la mayoría repite que nos encontramos en Tercera Dimensión.

En este orden de ideas y desde nuestra particular perspectiva, no existe nada en este mundo que sea digno de ser preservado, comenzando por Gaia, a quien desde nuestro punto de vista percibimos como un ser vivo dotado de consciencia, sediento de sangre y que nunca tiene suficiente. Por màs que nos deleitemos con la belleza de sus paisajes no podemos asimismo dejar de  echar un vistazo a la historia humana y ver el derramamiento de sangre que ha tenido lugar desde que el mundo es mundo; miles, millones de años derramando sangre humana para que Gaia se alimente; miles, millones de años albergando en su seno los restos de los difuntos humanos, los cadáveres de la humanidad a lo largo de cada ciclo, de cada era.

Incluso aquellos llamados pueblos primitivos sabían que la tierra es un ser vivo, a quien rendìan culto y sacrificios a la naturaleza y a su espíritu presente en cada uno de sus elementos. Las comunidades indígenas, los antiguos griegos e hindúes le daban el estatus de madre sagrada para diferentes tradiciones con diferentes nombres tales como Pachamama, Tonantzin, Dèmeter, Cibeles, Ceres, Gea, Gaia, entre otros.

Según la teoría de  Darwin, la evolución de las especies està determinada por la capacidad de adaptación de los seres vivos a las condiciones del medio ambiente en el que se desenvuelven. No vamos a entrar en la dicotomia de si hay una raza psicópata o amoral en conflicto con otra raza virtuosa o moral porque ese no es el punto a tratar en el presente ensayo, aunque baste decir por el momento que compartimos dicha teoría, y es a esta raza psicópata a quien corresponderìa si ese fuera el caso luchar o no por su libertad o por condiciones reivindicativas por aquello de los derechos humanos por cuanto es esta raza la que està evolucionando con el planeta y su reino animal.

Todo ser vivo sobre la faz de Gaia, en sus mares y espacios aéreos  està obligado a una lucha feroz por la sobrevivencia, todo, absolutamente todo es una competencia regida por el lema “o aniquilas o te aniquilan” y ese lema no està solamente circunscrito a perros y gatos, a la zoología como tal, sino también a la civilización humana en las carreras profesionales, en las escuelas y universidades, en la medicina, en la ciencia, en las artes, en la industria; todos queremos alcanzar la cúspide, queremos ser los mejores porque… “o aniquilamos o nos aniquilan”.

Asì que por muy soberanos que lleguemos a ser, siempre nuestra sangre y la sangre de todo ser vivo seguirà nutriendo a la “madre” tierra y no importa cuanta culpa sigamos echando a extraterrestres, a reptilianos y grises porque aquí en esta realidad no se mueve una hoja sin el silencioso conocimiento de la naturaleza toda, es decir, Gaia.

Por lo tanto, hasta que no tomemos consciencia de lo abyecto del plano en el que nos encontramos en este planeta, seguiremos volviendo una y otra y otra vez creyendo que se necesita de nuestro amor; seguiremos creyendo en una utopía que se encuentra en otras realidades propias de nuestro origen, no en esta realidad.

Habrà quienes digan que la humanidad como un todo forma parte del reino animal y que queramos o no estamos evolucionando. Nosotros somos de la opinión que  dentro del conjunto de la humanidad se encuentra un tipo de pseudo humano que viene evolucionando a partir de una larva hasta lo que es hoy en dìa, una entidad racional (no un ser humano propiamente dicho) con un nivel  alto en complejidad que le permite elaborar pensamientos abstractos y creativos pero que necesita desarrollar  capacidades verdaderamente humanas para aprehender empatìa, sentir afecto, comprensión o solidaridad hacia las demás personas. Son estos pseudo humanos quienes pertenecen a esta evolución, a este plano, a este mundo, a esta realidad; no nosotros, no tu amigo lector, amiga lectora. Tù, yo y los demás seres verdaderamente humanos fuimos embarcados en esta travesìa bajo engaño; se nos dijo algo asì como que el planeta tierra necesita de nosotros para aumentar sus vibraciones porque los “regresivos” la tienen sumergida en una frecuencia de muy baja vibración energètica y que necesita desesperadamente elevarse a la cuarta, quinta o enésima dimensión.

Pero hazte una pregunta, según los científicos el planeta tiene la edad de 4470 millones de años (aunque por excavaciones se sabe que es mucho màs antigua), què razones de peso tenemos para pensar que lo que no se ha logrado en millones y millones de años lo vamos a lograr aquí y ahora nosotros?. No estamos cayendo en tendencias ególatras o narcisistas, por decir lo mínimo?

No, este mundo no va a superar las guerras, el hambre, las injusticias, el dolor, el sufrimiento porque de eso es que se nutre y su menú a la carta preferido es el sufrimiento producido por la impotencia de quienes fuimos engañados y embarcados aquí. Asì que cuando escuches que este mundo se va a acabar porque va a ser impactado por un asteroide que vendrà del espacio, alégrate y celebra una fiesta porque si ello es asì quizás después de todo la justicia y el bien si existen aunque vengan representados  en un trozo de roca del espacio profundo y no de nuestros frustrados corazones.

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