La corrupción en Venezuela no nació ayer ni hace 15 años. Es una desgracia desde que somos pueblo regido por hombres con mente reducida pero amplios bolsillos. Ahora bien, desde hace tres lustros los que nos han gobernado han perfeccionado las formas de corromper y corromperse a tal grado que ya empieza a oler mal hasta a los mismos chavistas Cuando leí la noticia sobre que la Coordinadora Simón Bolívar instaba y reclamaba al presidente que tenía que acabar con los focos de corrupción e implementar controles que la reduzcan, pensé que era una noticia más del Chigüire Bipolar. Pero no. Ya los compatriotas que hacen vida en el 23 de enero han dado un paso adelante para enfrentar públicamente la debacle que significa este gobierno madurista y militarista para la imagen y memoria de un hombre como fue Chávez. El hombre insigne en el área económica del Presidente Chávez al salir pateado declaró que estamos sufriendo bajo el rigor de un gobierno incapaz de mostrar un liderazgo que motive, así como que las arcas públicas han sido empleadas para usufructo rojo rojito. Aunado a lo anterior, Giordani expresa que sus opiniones no han sido escuchadas desde que desapareció Chávez y que aun más ha sido desplazado de reuniones y cargos para arrancar una ruta fondomonetarista que rechaza. Qué tal?. Resulta que la corrupción roja rojita, como la mayoría de las manzanas, se ha convertido en la manzana de la discordia entre chavistas y maduristas, entre los que hay también bolivaristas con lo que conlleva tal designación. Mientras tanto, ese pueblo que juró fidelidad al Presidente Chávez, aun después de su muerte, ve como es obligado a hacer cola para medio alimentarse, tiene que ir a la morgue a retirar cuerpos víctimas de la delincuencia sin que alguien pague, sufre racionamiento de servicios públicos que se tornan eternos y mil calamidades más que pudieran ser atendidas si se destinaran recursos a sus soluciones. Pero no. Los llamados hijos de Chávez están ocupados en destrozarse entre ellos para controlar el partido, para lo cual emplean ingentes recursos económicos que nos pertenecen a todos y se olvidan que quienes los pusieron allí tienen la misma fuerza para buscar sustitutos con voluntad de servir y no de servirse.
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