martes, 21 de enero de 2014

EL TRABAJO DE COLMENA

A veces, siento que he perdido mi tiempo, que he perdido la esperanza y hasta la fé, puesto que veo como el mal y la maldad de la inconsciencia humana hace estragos en nuestra sociedad; como los anti valores son el pan de cada día, como el respeto es una palabra lejana, la tolerancia una ilusión y el Amor una debilidad. Hay momentos en los que veo a compañeros o conocidos decir que si te pasa lo peor, te convertirás en peor persona, que los que pasan por momentos difíciles se vuelven locos homicidas sin alma cuyo único móvil y propósito es la venganza para descobrarse la afrenta de haber vivido aquellos malos ratos. También veo a aquellos que defienden el sistema a capa y espada incluso con su apagada y gris vida, expresando los mas ruin de sus corazones si es que de verdad todavía les funciona o tienen en el pecho tal cosa, viviendo del ego, deseando aquello que muy seguro nunca se les dará pues si se les diera no existiría el propósito de tal deseo. También veo aquellos que quitan la vida pues para ellos la vida vale menos que un teléfono o un par de zapatos, y como a consecuencia de tal descomposición gente honesta es subyugada por oscuros en cuerpos robados. También están los que se pelea por un aceite una harina y un paquete de papel, en ves de colaborar siendo que por inacción u omisión permiten que el mal reine. Muy seguramente no son malas personas, pero su falta de responsabilidad para consigo mismo y los demás degenera en un caos que favorece a la maldad. y como estos miles de casos, que generan y degeneran en impotencia, tristeza y hasta rencor, si me puedo permitir tal cosa.

Sin embargo, la vida y las circunstancias me ha enseñado, que no todo está perdido, que todavía hay esperanza, que todavía hay un tren esperando nuestro regreso a un mundo donde el AMOR es la mejor y mas valiosa moneda . Saber que la humanidad no está perdida, porque mientras halla amor y respeto en el corazón de cada buscador de su verdad, entonces hay fuerzas para luchar, pues tu y yo somos como aquel centésimo mono, ese que rompe el paradigma y genera el cambio, generando la masa crítica necesaria para un cambio definitivo hacia un mundo de infinitas posibilidades. Sea de paso, somos humanos y si nuestro corazón no esta corrompido pues ya es mucho y queda espacio a la esperanza.

Se que muchos de los que leen este blog, el de DDLA y otros que incluso no están en L@ Red pero he tenido la gran oportunidad de conocer, traer sus publicaciones si publican o por lo menos leer, por momentos se sienten aislados, limitados, confundidos y hasta perdidos si cabe el caso, pero a esas personas e incluso a mi mismo, debo decirles que hay que dar todo por ganar, porque perder no es una opción, de ello depende nuestras vidas, nuestras familias, nuestros amigos y vecinos, nuestros congéneres, GEA misma... este planeta al que mal hemos pagado por las bondades de las que nos ha proveído.

Aunque muchos estamos separados por la distancia, ello no nos impide con nuestras individualidades dirigirnos a un único propósito, a veces queremos ir a lo macro, queremos hacer grandes cosas y que todo mágicamente se resuelva. a los que buscan soluciones rápidas, lamento decirles que estas son una ilusión de los que crean la ilusión.

El día de hoy cuando iba camino a mi sitio de trabajo, unos sujetos hablaba de el trabajo de hormigas, de como el trabajo individual aunado a un mismo propósito pasaba desapercibido, de como no se veía al principio y de como incluso era poco perceptible para los mismos individuos que lo hacían. lo que me llamo la atención fue que cuando hablaban sobre el tema, era que en cierta área que estaban trabajando cuando fueron a ver los resultados a nivel macro, este fue sorprendente (aunque dicho con palabras mas coloquiales), pues aunque imperceptible para las individualidades involucradas, intuí y los que hablaban comprobaron que había sido este resultado bastante eficiente y efectivo, logrando el propósito final para el cual fue creado. 

Esta experiencia me hizo reflexionar acerca de nuestro papel, de como la gente no se da cuenta de su valor e importancia y de como el trabajo bien echo así sea pequeño empieza a generar cambios sutiles, que con el paso del tiempo se vuelven gigantes.

Empecemos por nosotros mismos, empecemos teniendo FE en nuestra labor, de informar la verdad y de hacer que los demás busquen la suya, de que no es necesario exponerse a la burla y el escarnio, pues con que implantemos la semilla del pensamiento crítico en las personas mas cercanas e intentemos así sea sutilmente desconectar de esta realidad ilusoria material a las mayor cantidad de individualidades posible través del conocimiento y del Amor como energía emancipadora, aunque el trabajo no se vea, créanme que dará sus frutos.

Como aquella historia del sembrador de Dátiles, sembrar para cosechar; a veces no sabemos cuando dará frutos ni para quien, pero nuestro legado es sembrar, pues si queremos ser libres, debemos poner la semilla de la libertad, dar lo mejor de nosotros y tener la Fe de que aunque no tengamos en dado caso oportunidad de ver los frutos, otros si la tendrán gracias a nuestro sacrificio, valor y esperanza en una vida mejor.

El futuro ya pasó y hemos ganado.

LAP

El sembrador de dátiles

En un oasis escondido entre los mas lejanos paisajes del desierto, se encontraba el viejo ELIAHU de rodillas, a un costado de algunas palmeras datileras.
Su vecino HAKIM, el acaudalado mercader, se detuvo en el oasis a abrevar sus camellos y vio a ELIAHU sudando, mientras parecía cavar en la arena.
-Que tal anciano? La paz sea contigo.
-Contigo- contesto ELIAHU sin dejar su tarea.
-Que haces aquí, con esta temperatura, y esa pala en las manos?
-Siembro- contesto el viejo.
-Que siembras aquí, ELIAHU?
-Dátiles -respondió ELIAHU mientras señalaba a su alrededor el palmar.
-Dátiles!!!- repitió el recién llegado, y cerro los ojos como quien escucha la mayor estupidez.
-El calor te ha dañado el cerebro, querido amigo. Ven, deja esa tarea y vamos a la tienda a beber una copa de licor.
-No debo terminar la siembra. Luego si quieres, beberemos...
-Dime, amigo: Cuantos años tienes?
-No sé... sesenta, setenta, ochenta, no sé... lo he olvidado... pero eso que importa?
-Mira amigo, las datileras tardan mas de 50 años en crecer y recién después de ser palmeras adultas están en condiciones de dar frutos. Yo no estoy deseándote el mal y lo sabes, ojalá vivas hasta los 101 años, pero tu sabes que difícilmente puedas llegar a cosechar algo de lo que hoy siembras. Deja eso y ven conmigo.
-Mira Hakim, yo comí los dátiles que otro sembró, otro que tampoco soñó con probar esos dátiles. Yo siembro hoy, para que otros puedan comer mañana los dátiles que hoy planto... y aunque solo fuera en honor de aquel desconocido, vale la pena terminar mi tarea.
-Me has dado una gran lección, ELIAHU, déjame que te pague con una bolsa de monedas esta enseñanza que hoy me diste - y diciendo esto, HAKIM le puso en la mano al viejo una bolsa de cuero.
-Te agradezco tus monedas, amigo. Ya ves , a veces pasa esto: tu me pronosticabas que no llegaría a cosechar lo que sembrara. parecía cierto y sin embargo, mira, todavía no termino de sembrar y ya coseche una bolsa de monedas y la gratitud de un amigo.
-Tu sabiduría me asombra, anciano. Esta es la segunda gran lección que me das hoy y es quizás mas importante que la primera. déjame pues que pague esta lección con otra bolsa de monedas.
-Y a veces pasa esto -siguió el anciano y extendió la mano mirando las dos bolsas de monedas-: sembré para no cosechar y antes de terminar de sembrar ya coseche no solo una, sino dos veces.
-Ya basta, viejo, no sigas hablando. Si sigues enseñándome cosas tengo miedo de que no me alcance toda mi fortuna para pagarte...

No hay comentarios:

Publicar un comentario