Cuando creí que la soledad era estar solo, me encontré a mi mismo.
Cuando me odié por tener vida, aprendí a vivir .Cuando pensaba que mi paz estaba en la muerte, comprendí que ya había muerto.
Cuando culpaba a todos y a todo por lo que me ocurría comprendí que todo aquello solamente era una manifestación de mi propio sentir.
Cuando buscaba desesperadamente ser amado, reconocí que no podía buscar fuera lo que yo mismo no me podía dar.
Cuando me sentía victima de las circunstancias y justificaba mi actuar y sentir por las injusticias de la vida, comprendí que solo era victima de mis sentimientos.
Cuando en medio del dolor, desesperación angustia y desolación; en aquel estado de locura que se cruza con la consciencia de si mismo, “me aquiete” deje sangrar tranquilo mi corazón sin pretender respuestas ni lógica para tanto dolor, sin buscar “soluciones” cuando solo respire y me conecte con mi ser, cuando simplemente comencé a vivir el día, COMPRENDÍ, que tanto los conflictos como las soluciones estaban dentro de mi…..
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