El FBI y el presidente estadounidense Barack Obama no tienen credibilidad alguna. La firma de seguridad Norse acaba de presentar un informe que desmiente y pone en ridículo la teoría del FBI de que el ataque informático a las bases de datos de Sony fue perpetrado por el régimen norcoreano liderado por Kim Jong-Un, supuestamente en represalia por la producción y presentación del largo metraje titulado “The Interview”, una mofa abierta al Gobierno de Corea del Norte y que contiene una escena muy explícita con la muerte de su líder.
Conforme al resultado de esa investigación, la intrusión fue hecha por seis individuos de diferentes países. Dos de ellos son de Estados Unidos y los otros son de Canadá, Tailandia y Singapur.
Se trata de lo que se conoce como un “inside job” (trabajo desde adentro), y se asegura que al menos uno de los participantes en el ataque es un ex empleada de Sony que actuó con intención de venganza. La ex empleada es una experta en cuestiones tecnológicas que fue despedida como parte de un expediente de regulación de empleo y que había trabajado para el estudio durante toda una década.
Es una información que ya está en manos del FBI, después de que la propia firma de seguridad les hiciera saber de sus sospechas con respecto al ataque informático. Aún así, la versión oficial sigue siendo que fueron los
Al principio, Sony tomó la decisión de no estrenar la película en la fecha prevista, el 25 de diciembre, por miedo a que se perpetraran atentados contra las salas de cine en las que se iba a proyectar el filme. Después, y ante presiones de la Casa Blanca, se decidió a lanzar el largometraje en unas cuantas salas de Estados Unidos y a estrenarla en plataformas digitales, con una recaudación que solo con esa modalidad ha superado los 15 millones de dólares.
Las fanfarronerías del presidente Obama al instar a Sony a no plegarse ante el régimen norcoreano, diciendo que ningún dictador del extranjero puede determinar que films los ciudadanos estadounidenses deben o no ver en el cine e intervenir, así, con la libertad de expresión en Estados Unidos, denota un sistema de seguridad y de inteligencia en ese país deficiente, mediocre y poco confiable.
El Gobierno norcoreano había negado desde el principio ser partícipe en el ataque cibernético y hasta profirió contra Obama el mote de mono y amenazó con un “golpe demoledor irreparable”. Con su desacierto, Obama puso en peligro la estabilidad de las relaciones diplomáticas internacionales y pudo con ello ocasionar un conflicto bélico entre Estados Unidos y Corea del Norte.
Lo peor es que el Presidente de Estados Unidos se preste abiertamente a una peligrosa cacería de brujas con graves consecuencias en el plano internacional para luego quedar en ridículo cuando la verdad sale a la luz pública. Es una irresponsabilidad peligrosa que la Casa Blanca se deje engañar de esa manera por el FBI. Cualquier otro mandatario destituiría de inmediato al director de ese buró investigativo y de contraespionaje que ha demostrado ser poco confiable.
Pero, si bien el FBI denota ser poco confiable y mediocre, el presidente Obama se ha convertido en el hazmerreír en el plano internacional y ha quedado retratado en la opinión pública como un badulaque sin liderazgo en Estados Unidos.
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