“Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas. Y dijo Jehová: No contenderá mi Espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años. Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre.” Génesis 6:2
Uno de los misterios más grandes de la ciencia y la humanidad, es el factor sanguíneo Rh- (erre hache negativo) que no tendría razón de existir. Comencemos por el principio, ¿Qué es el factor Rh de la sangre? El factor Rh es una clase de proteína que se encuentra en la capa que recubre los glóbulos rojos. Esta proteína fue descubierta en 1940 por los doctores, Alexander Wiener (1907-1976) y Karl Landsteiner (1868-1943) en los monos Macacus Rhesus, de ahí el nombre de Rh (Rhesus). Cuando alguien tiene esa proteína en la membrana celular de los glóbulos rojos, es Rh+ (positivo), y cuando no la tiene es Rh- (negativo). El factor Rh es hereditario, o sea que se transmite genéticamente, así que la especie humana, el homo sapiens como género evolutivo del mono según la ciencia y la teoría Darwinista, tendría que ser todo Rh positivo. La especie humana es la única que si no concuerda el Rh de la madre con el del hijo, (madre Rh- e hijo Rh+) el sistema inmunológico de la madre puede atacar al feto como si fuera un virus o un cuerpo extraño y hacerlo abortar (enfermedad hemolítica del recién nacido) ¿Por qué el cuerpo de la madre rechaza a su propia descendencia? En ninguna otra especie en la naturaleza ocurre este problema de incompatibilidad y rechazo de un embarazo de la misma especie.
Se calcula que sólo el 15% de la población mundial posee un Rh negativo en su sangre, indistintamente si su grupo sanguíneo es A, B, AB o O, y los que tienen el tipo de sangre O, poseen aparte, el grupo sanguíneo originario más antiguo de la humanidad, y el único que podemos encontrar en la historia del hombre desde los antepasados humanoides como los Neanderthal de 12.000 años de antigüedad. Si este grupo O es negativo (O-) estamos ante el grupo más raro de sangre, pues solamente el 7% del total de la población mundial es poseedor de este extraño grupo y factor compatible con todos los demás para entregar, pero sólo con su mismo grupo y factor para recibir. El factor Rh negativo se ha asociado con la sangre reptil o reptiloide de los extraterrestres de Alpha Draconis que se dice que son expertos genetistas y responsables de hibridaciones y de crear los primeros primates. El Rh negativo se ha conocido también como “el dragón interno”, el fuego de la voluntad y la lucha contra las endo y exo energías de los ángeles y demonios. También se señala que el mayor porcentaje de personas que dice haber sido abducidas por extraterrestres, son del factor Rh negativo. Todo lo demás con respecto a este tema pueden encontrarlo en la red. Ahora sabiendo de qué estamos hablando y lo que se dice de él, podemos profundizar lo que no se dice ni encontrarán en la red, el verdadero origen del Rh negativo.
Recordemos un poco la cadena de acontecimientos que desenlazan en el humano actual. Primero los Jardineros (FormaTierras) inseminan el planeta con el Tubo de Mauri para comenzar la biósfera de la tierra, luego de un largo espacio de evolución natural de cada especie, digamos millones de años, es seleccionada la especie más apta para ser depositaria de la “vida consciente” del planeta. Esa especie seleccionada fue un reptil omnívoro de la familia de los Troodon. Este reptil tenía una capacidad cerebral mayor que todos sus congéneres, con un aumento constante del cociente de encefalización o EQ, que es el peso relativo del cerebro comparado con otro de su especie con el mismo peso corporal. Los Troodon tenían dedos capaces de agarrar y transportar objetos y visión binocular como nosotros. Este Troodon fue el elegido y luego de despertar la consciencia mediante un choque consciente de alta tecnología generado por un dispositivo conocido como “MN”, comenzaron la transformación evolutiva natural asistida hasta convertirse en los primeros Pasus (Manu original), luego la intervención de los reptilianos de Alfa Draconis, que manipularon genéticamente al Troodon convirtiendo a estos Pasus en los primeros Manus modificados del planeta, humanoides bípedos descendientes del Troodon con tres dedos en cada mano, órganos genitales internos, sin glándulas mamarias y comunicación lingüística mediante sonidos guturales parecidos al canto de los pájaros actuales. Mucho tiempo después llegan al planeta los Anunnaki, estos extraterrestres no son una especie específica como se cree, sino un grupo de especies que comparten una genética similar, donde sus genes tienen una doble cadena de aminoácidos con características de compatibilidad genética, una de mamíferos y otra de reptiles.
Entre los Anunnaki llegados había una raza, la de Enki y Enlil, de genética reptil como los Manus pero con apariencia y hábitos mamíferos, que decide manipular a estos que eran compatibles con su genética, para crear una nueva especie para determinado fin, que tampoco es el popularmente conocido, estas nuevas creaciones fueron los primeros Lhulus, para ello utilizaron una variedad genética de distintas especies o razas extraterrestres, entre ellas una originaria de Alpha Centauri A, cuya genética era necesaria para lograr que el sistema inmune del nuevo Lhulu, se formara de forma acorde a las inclemencias y necesidades de los virus y bacterias del planeta. El único inconveniente era su Rh- que no concordaba con el Rh+ de los Pasus originarios del planeta seleccionados para la manipulación, que podría acarrear problemas hemofílicos en la gestación complicando la continuidad de la nueva especie. Así que el inconveniente fue subsanado creando a los Lhulus por “cultivo” una vez diseñados, y no por reproducción natural hasta que se subsanara el problema. En ese entonces todos los Lhulus eran Rh+ o Rh- según la combinación genética del cultivo, hasta que se cruzan mucho tiempo después con los Manus, la cepa modificada de los Pasus Rh+. Esta cruza entre dos especies diferentes pero genéticamente compatibles, que dio como resultado al Lhumanu, fue depurando con el tiempo el Rh antes expuesto, hasta llegar a los valores actualmente conocidos. Hasta aquí los hechos, ahora veamos las consecuencias a largo plazo de este proceso.
La única forma de mantener el factor Rh- sin alterar, es que la descendencia de los Lhumanus sea limpia de genética Pasu, como esto es imposible ya que el Lhumanu nace de la cruza entre Lhulu y Manu, debe haber una manipulación genética posterior que haya logrado mantener el grupo y factor a través de las generaciones, esto sucedió en antiguo Egipto, donde miles de años después de la primer manipulación llegaron los Elohim, palabra cananea que significa “Ellos”, originarios de Orión que emigraron a Alfa Tauri y las Pléyades formando nuevas colonias, y donde una raza de "Ellos", los “Arios de Sumi”, después de cruzarse con determinados grupos de Lhumanus, aportaron a su genética el complemento que faltaba para que el Rh- se estabilice en ORh- perdurando la genética de los Alfa Draconis y el factor Rh- de los Alpha Centauri “A”, a través de las generaciones. Estos nuevos Lumanus fueron llamados Nefilim, “los caídos” del cielo, los ángeles caídos, en alusión a su origen y hoy en día están diseminados por la tierra conformando ese 7% de humanos ORh-. Ese es el motivo que algunos sean seleccionados y abducidos, buscando la genética original de los Nefilim, Alfa Draconis y Alpha Centauri “A”, necesaria para nuevas mutaciones híbridas que logren perpetuar una nueva especie donde el reservorio genético para determinadas razas sea seguro y utilizado para sus particulares intereses.
NOTA:
Los nombres de razas y lugares estelares pueden no ser exactos y sólo son utilizados como herramienta para armar la historia antes expuesta. Lo importante es la generalidad de los hechos y no la particularidad de los detalles.
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