jueves, 9 de abril de 2015

PDVSA Indefensa ante el Nuevo Orden Energético



A más de seis meses del sacudón de agosto de 2014, la actual junta directiva de PDVSA no ha dado señal alguna de introspección, ni cambio en su política, ni estrategias rectoras.

Visualizar el comportamiento futuro de mercados energéticos es hoy más complejo que nunca



Einstein Millán Arcia / Sobernia.org

Luego de los convulsionados episodios suscitados recientemente en algunos países productores de crudo del norte deÁfrica y el Medio Oriente, ha surgido un nuevo y claro orden energético mundial que apunta hacia el deseo de consolidación y afianzamiento de las principales potencias consumidoras en el control de precios del oro negro, a través de una nueva modalidad de colonización.

Esta nueva modalidad de colonización y ulterior control de sociedades y sus recursos, fusiona la abierta agitación social como primera fase, seguida por una actividad bélica que enarbola como bandera la democracia y los derechos humanos, pero que conlleva inexorablemente al dominio y control total de los recursos, de la sociedad y finalmente de los estados. En esencia, el uso descarado de la manipulación social y la fuerza por la larga mano de los más poderosos imperios, para asegurar su único y particular lucro y supervivencia. Un patrón que se repite consistente y preocupantemente una y otra vez.

Este nuevo orden acumula en su haber no solo el control de la mayor porción de las reservas de hidrocarburo del orbe, sino también de la mayor tajada de la producción de crudo. El cuadro siguiente refleja la distribución de las reservas de petróleo al cierre de 2013 para los países miembros de la OPEP.


En ella se destaca que luego de las recientes incursiones principalmente en Libia e Irak, las más prominentes potencias consumidoras de energía del mundo pasaron a “controlar” casi el 61 % de las reservas de crudo del cartel OPEP, sin considerar aquellas pertenecientes a Venezuela, Irán y Ecuador, así como las reservas no OPEP. Haciendo un simple ejercicio aritmético derivado de la intentona golpista de 2002, si a ello le sumamos las reservas pertenecientes a Venezuela, el control de las acumulaciones de oro negro sería prácticamente integral, al constituir más del 86% del total del club OPEP.

Esta cifra no toma en cuenta que hoy día las reservas de crudo por descubrir tanto en Irak como en Libia, podrían ser incluso superiores a sus actuales reservas probadas, detalle del que están bien claras y conscientes las grandes empresas transnacionales hoy día allí enquistadas.

Harta conocida es la presencia de la bota militar mayormente “anglosajona” en países como Arabia Saudita, Kuwait, Argelia, Angola, EAU y Qatar. Presencia militar que tuvo y tiene su basamento en la protección de la soberanía nacional, recursos y riquezas de manos de posibles y potenciales depredadores y enemigos en la región. Enemigos muchos de ellos creados, entrenados y puestos allí por el largo brazo de la “inteligencia y penetración” de operadores occidentales, para así insertarse y hacerse indispensables como gendarme en esos países. Es así como a la postre surge y se afianza el control hegemónico de los recursos de una nación; desde adentro mismo y por intereses foráneos. Hoy día, no menos de 40.000 soldados norteamericanos se encuentran destacados en el Medio Oriente[1]. Luego de la “Guerra del Golfo” y sin haber comprobado aun la presencia de armas de destrucción masiva en suelo iraquí, unos 13.500 soldados norteamericanos se encuentran hoy día destacados solo en Kuwait.

Todo apunta a que de haber tenido éxito en Venezuela el fallido golpe petrolero de 2002, esta penetración internacional pensada incluso desde antes de entrado el siglo 21 allá en el “think tank” y donde L. Giusti ciertamente parece haber tenido un sustancial aporte, el control de los mercados petroleros estuviese ya integra y definitivamente en manos de las potencias consumidoras.

En cuanto a cifras de producción cautiva por esta especie de poderoso cenáculo multinacional, la situación refleja una completa y meticulosa hegemonía alcanzada sobre el control de precios, basado en lo que se conoce como “spare or swing production”; es decir, producción disponible para “abrir o cerrar” en el momento preciso para así manipular a voluntad los mercados. Esto sería logrado entre otras formas, mediante el uso mismo de los propios insurgentes utilizados para atacar los gobiernos anteriores, hoy constituidos en escuadrones de lucha e incluso adversario de gobiernos actuales, particularmente en el caso de Libia e Irak. El objetivo ulterior de esta poderosa y letal arma no es otro que el de manipular precios y penetrar cual mortal cáncer, tanto a gobiernos como a economías débiles e incomodas, como lo es por ejemplo actualmente el caso de Venezuela.

Visualizar el comportamiento futuro de mercados energéticos es hoy más complejo que nunca. Solo entre Arabia Saudita, Irak y Libia, la producción cautiva, disponible excede los 4 millones de barriles por día (MMBD). Suficiente volumen como para asfixiar letalmente por ejemplo a Venezuela y Ecuador juntos en muy corto tiempo. O quizá para abatir o elevar sustancialmente los precios en función de la dirección de cambio (incremento o recorte).


Estas elementos nos llevan a pensar que no debemos ni podemos en consecuencia contar con la OPEP, sino por el contrario, debemos más bien estar preparados para un eventual divorcio. Pero eso sí, bajo una posición fortalecida; no debilitada como actualmente se presenta el país y PDVSA.

La historia de los desarrollos de “shale oil” tiene sus días contados. De un total de 19 activos productores de crudo no convencional en los EEUU, 10 de ellos poseen un costo de producción mayor a US$60 por barril. Aunado a ello, sus reservas de hidrocarburo están limitadas a los próximos dos o tres lustros y no se vislumbra en las próximas 2 ó 3 décadas un cambio drástico en el patrón de consumo de energía fósil. Es cuestión de un corto tiempo, meses quizás, antes de que inexorablemente se venga al suelo la producción de estos activos y surja nuevamente la necesidad de un mercado confiable y cercano para los EEUU, quien aun con sus 9.3 MMBD de producción diaria, importa actualmente cerca de 7.3 MMBD.

Venezuela está en posición de ventaja en cuanto a costos de producción y reservas frente a estos activos, pero sumamente debilitada en su volumetría y perfil de segregaciones. La única manera de competir en el actual escenario y alineación de mercados es aumentando sustancialmente nuestra capacidad de producción y diversificando la estructura de nuestras reservas hacia segregaciones de liviano mediano (L/M), mientras que incrementamos drásticamente el rendimiento de nuestro portafolio ó abanico de productos manufacturados y refinados. De esa manera y basados en nuestra ubicación geográfica preferencial, prepararnos para competir basados en volumen y calidad frente a los principales mercados de consumo.

No debe haber crítica sin propuesta y acá hemos dado propuestas. Sin embargo, a más de seis meses del sacudón de agosto de 2014, la actual junta directiva de PDVSA no ha dado señal alguna de introspección, ni cambio en su política, ni estrategias rectoras. Por el contrario, la producción de crudo sigue cayendo indeteniblemente, los proyectos gasíferos no cristalizan, la moral esta por el suelo y la corrupción desenfrenada parece haber tomado cuerpo para quedarse.

No es posible que Eulogio del Pino se alegre por una producción puntual de fin de febrero de 1.309.000 B/D en la Faja Petrolífera del Orinoco luego de más de 7 años de cuantiosas inversiones e incalculables gastos, para solo haber aumentado escasos 290.000 B/D, en un proyecto que se supone debe añadir por cada año unos 690.000 B/D para poder lograr la meta de 4.000.000 B/D al 2019.

No es posible que Del Pino haya fallado por más de 5 veces consecutivas en cumplir con su promesa de producir gas de los proyectos costa afuera sin que nadie le ponga coto a estas fallas recurrentes.

No es posible que Del Pino haya permitido que PDVSA GAS ANACO esté en el deplorable estado en que se encuentra, habiendo perdido una producción vital para el país de más de 1.000 millones de pie cúbicos por día de gas y no parece haber doliente alguno en el país.

Esta es la realidad de nuestra PDVSA, de frente a los retos que en el corto plazo le depara la nueva alineación y composición de los mercados globales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario