lunes, 6 de octubre de 2014

La historia se repetirá ¿Podemos evitar tropezar con la misma piedra?


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Colas de depositantes frente a las puertas de un banco. La Ley Glass-Steagall que permitió la separación de una banca de depósitos y una especulativa fue derogada en 1999. En ocho años, de 1999 a 2007 los bancos llevaron el sistema al desastre.
La sabiduría popular ya lo tenía detectado: Ningún burro tropieza dos veces en la misma piedra. Nuestro gobierno, una tribu de asnos con pertenencia a una ganadería con el marchamo “UE Unión Europea” no ha tomado ninguna medida preventiva para evitar que el cataclismo bancario se vuelva a repetir. La próxima catástrofe todavía será peor y su devastación será aniquiladora. ¿Esta crisis no tiene antecedentes? ¿No hay un punto de referencia para ver como se ha actuado? Haberlo si lo hay, otra cosa es no querer, por conveniencia, echar la vista atrás y ojear como se resolvió el crack del 29. La receta prescrita por este equipo médico asentado en Bruselas y teledirigido desde Berlín a nadie le cabe duda que a los países del sur, a esta altura de los acontecimientos, se les atraganta la medicina en una sobredosis de jarabe de palo con selectivos recortes en las prestaciones sociales tanto en sanidad como educación y en una variedad que afecta a las capas sociales más débiles de la población. En contrapartida se socorre a los bancos, el país se endeuda con el mercado, los especuladores, el BCE y con la Madre Superiora con tal de no declarar en quiebra a Bankia y unos cuantos bancos más en un procedimiento concursal que está legislado. La razón para esquivar este procedimiento esta en la responsabilidad penal de los políticos de turno implicados, en sus consejos de administración, tanto del gobierno como de la oposición. Quiebras espectaculares se hacer pasar por incidentes marginales con todo un repertorio de eufemismos que los grandes medios de comunicación siguen al pie de la letra, periodistas apaniguados distorsionan la realidad y lo que es peor, silencian soluciones probadas como alternativa al pensamiento único que les llega acompañado del oportuno sobre/sueldo.
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La economía mundial y sobretodo la española está gravemente enferma la sobredosis de deuda hace imposible seguir adelante. Los norteamericanos han inundado el mundo de dólares que fabrican en una estupenda maquina que no dejan descansar ni por un momento desde el día que se sustituyó el patrón oro por la referencia monetaria al dólar. Así les ha ido, de ser la primera potencia mundial han dejado que China esté a punto de sobrepasarles, sino lo ha hecho ya, al sustituir en sus productos de consumo el “Made in USA” por el “Made in China”. Han pagado a los chinos con papelitos de colores, aunque pueda parecer barato, incluso regalado, el precio ha sido altísimo: China, por poner un ejemplo ahora es su banquero y Detroit, la cuna del automóvil es un descampado y la tasa de paro se arrastra como alma en pena. No le ha ido mejor a la Europa comunitaria la maquina de imprimir dinero no ha estado ociosa, el BCE pone el dinero en circulación bajo un único precepto: que el papel impreso tome el valor facial en una especie de sacramento que consiste en adjudicarle el papel a un deudor. Las entidades financieras acuden al santuario del dinero como distribuidores exclusivos de la producción de la maravillosa maquina que una vez bendecido convierte el papel en dinero. Asumen la mercancía como deuda y la distribuyen entre sus clientes atomizándola. Los bancos, por la facultad que se les ha concedido al aplicar el sistema fraccionario son capaces de multiplicar por nueve el dinero recibido. A toda esta multiplicación bíblica de los panes y los peces hay que añadir los intereses correspondientes que por ajustados que puedan ser en un año se necesitará, como mínimo, la mitad del dinero emitido en origen para pagar el interés devengado.


No acaba aquí la multiplicación de los panes y los peces descrita en el párrafo anterior, la deuda en manos de los bancos se puede multiplicar entre cien y mil veces al gusto de Wall Street o la City de Londres o los especuladores situados por medio mundo. Es tal la variedad de productos financieros que tienen como base la emisión de deuda para cubrir otras deudas que aquí sería imposible ni tan siquiera de esbozar: miles y miles de millones en productos estructurados, derivados que no son más que engaños sobre engaños y ni tan siquiera tienen reminiscencia con el juego de casino que se le adjudica. Para tomar una dimensión visual que alcanza el enajenamiento de los señores del dinero son oportunos los siguientes tres gráficos:
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Grafico de la triple curva: mientras la producción real, la que afecta a la economía de la producción va en descenso los agregados monetarios (el volumen de moneda que se sitúa en el sistema) y los agregados financieros con las emisiones de deuda y derivados se alza como un cohete lanzado desde cabo Cañaveral.

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Grafico de los Agregados financieros mundiales: la manipulación de la Bolsa con sus continuas burbujas y su vertiginosas caídas para después resurgir con milagrosas recuperaciones que llevan a un trasiego de manos débiles a manos fuertes que provocan el tsunami, se añaden la deuda y los derivados que se salen del mapa.
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Grafico Agregados financieros vs. PIB mundiales: el impacto es enorme, es la demostración que el sistema financiero está cavando su propia tumba o dicho de otra manera, que los enajenados capitalistas se están cargando el capitalismo. Mientras el PIB mundial crece un 2,8% los agregados financieros alcanzan el 22%. El diferencial es de tal magnitud que lleva el sistema al colapso.

La otra cara de la Luna
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La Luna tiene dos caras: la visible desde la Tierra y la que no se puede ver, que no se pueda ver no quiere decir que no exista, también, en este mundo mediático, si un asunto no está en las noticias no existe. Este es el mejor método que utilizan los grandes medios de comunicación cuando al servicio de sus agazapados patronos transmiten el pensamiento único. Lo que toca ahora es salvar a los bancos al precio que sea, no importa el coste que se tenga que emplear algo semejante a la película Salvad al soldado Ryan que por salvarlo no importa sacrificar a un pelotón entero, una brigada o todo un ejercito. Veamos si existe, para el argumento de una próxima película, otra forma de salvar al soldado Ryan sin poner en riesgo a medio ejercito, para ello debemos de volver al principio del artículo 

 
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¿Como resolvió EE.UU. el crack del 29? Es la crisis más similar a la que ahora se padece, tuvo su origen en la banca y con un teatro de operaciones en la Bolsa de valores con un crédito y deuda descontrolada. Fue el presidente Franklin D. Roosevelt que entre otras medidas promulgadas por su Administración para reactivar la economía emprendió grandes obras públicas para dar trabajo a la gente. A continuación cortó por lo sano instrumentando medidas para que el tsunami acaecido no se repitiera nunca más. Constituyó la Corporación Federal de Seguro de Depósitos, algo similar a nuestro Fondo de Garantía de Depósitos Bancarios para salvaguardar los ahorros depositados en los bancos, pero este seguro no fue suficiente se acompañó con la Ley Banking Act que luego se dio a conocer como la Ley Glass-Steagall, una ley fundamental para evitar volver a tropezar con la misma piedra: separar la banca de depósito de los ahorros de una banca de inversión.

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La Ley Glass-Steagall entró en vigor en junio de 1933 con la finalidad de que no se pudiera especular con el dinero que la gente había depositado en los bancos. De ahí, la tajante división entre la banca de depósito que colocaba sus inversiones en el sistema productivo ofreciendo crédito a sus clientes (particulares y empresas) y la banca de inversión que se dedica a la especulación de la Bolsa y la emisión de productos financieros con riesgo. En definitiva, la banca de inversión tenía que apostar con su dinero o con el de aquellos clientes amantes de las emociones fuertes que proporciona el riesgo. La Ley Glass-Steagall no se detenía en esta separación de depósitos y riesgo sino que impulsaba la creación de un sistema bancario conformado por bancos nacionales, estatales y locales con el fin de evitar la concentración de bancos con una dimensión extraordinaria, o demasiado grandes para caer. Para evitar los conflictos de interés a los banqueros se les vetó participar en los consejos de administración de las empresas industriales, comerciales y de servicios. Además, la Sherman Act como ley anti-monopolio impedía la competencia desleal entre los bancos. La Glass-Steagall fue siempre un corsé para la banca norteamericana que desde los años 70 no paró de incordiar en que se derogara con el argumento que la separación de funciones contribuía a limitar el tamaño de los grupos bancarios. La economía estadounidense, a pesar de su gran tamaño, sus bancos no eran los más grandes a nivel mundial lo serían europeos y japoneses.


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La banca estadounidense puso toda la carne en el asador en repetidas ocasiones para eliminar la Ley Glass-Steagall pero no fue hasta el 12 de noviembre de 1999 que  lograría convencer al Senado con el argumento que era el último “vestigio de los años 30”. Este suceso ocurrió durante el segundo mandato en  Bill Clinton. Fue sustituida por laFinancial Services Modernization Act, más conocida comoGramm-Leach-Bliley Act de esta ley salieron monstruos ingobernables como el Citigroup y demás mastodontes que en pocos años, del 1999 a 2007, acabaron con la economía norteamericana y con la de medio mundo.Volvieron a tropezar con la misma piedra, los bancos de depósitos y comerciales pudieron tomar más riesgos y apalancarse más ya que eran al mismo tiempo bancos comerciales y de inversión que apostaban hasta la camisa dirigidos por esquizofrénicos. El resultado lo conocemos y lo padecemos todos ¿Alguien en España ha dicho una sola palabra por la implantación de una ley de similares características a la Glass-Steagall? ¿Y en Europa? ¿Y en los EE.UU.? El movimiento liderado por Lyndon LaRouche presiona con fuerza en los EE.UU. para que no se demore la urgente y necesaria separación de la banca antes que sea demasiado tarde. En Europa, es el político Jacques Cheminade que desde Francia aboga por la adopción de una ley que evite lo inevitable: que el tsunami de una nueva crisis bancaria se inicie antes incluso que esta actual concluya. En España, nuestra clase política todavía esta en fase de reverencias, con cabezazos que llegan hasta el suelo, a Botín y compañía y se les tendrá que recordar que ningún burro tropieza dos veces en la misma piedra.


Este artículo ha sido publicado con anterioridad (hace unos días) en Colectivo Burbuja y en Iniciativa Debate. También ha tenido resonancia (en ingles) en LaRouchePAC: http://larouchepac.com/node/26691  

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