sábado, 18 de octubre de 2014

La trampa de la palabra “ego”: Una batalla por tu alma dirigida por el Curso de Milagros MK Ultra

Después de conocer que el Curso de Milagros forma parte de una operación de control mental MK Ultra para rehacer la personalidad (su “canalizadora” colaboraba con un importante psicólogo de este programa, encargado, precisamente, de la “reelaboración de la personalidad”), todo empieza a cobrar sentido.

Entendemos por ejemplo, de dónde surgió la paranoia de que nuestro “Yo” es el origen de todos los males y, por tanto, debemos “desaparecer”. La paranoia en torno a la palabra “Ego” es, claramente, la reedición del bíblico “pecado original”. Es decir, que nacemos malos y tenemos que renunciar a ser nosotros mismos “para adquirir poderes”; los prometidos “milagros” del Curso de Milagros, obviamente.
Para entender de donde procede esta -deliberada- confusión que tiene atrapados, amordazados e inutilizados socialmente a todas las personas que utilizan la palabra “ego” cuando quieren decir “egoísta”, “ególatra” o “soberbio” pero también cuando uno se reivindica a sí mismo, no admite desconsideraciones y trata de ser lo mejor que puede (¡aún a costa de destacar!)- hay que ir al origen, es decir, a Mr. Sigmund Freud.
La expresión “álter ego” se inventó en el ámbito de la naciente psicología y psiquiatría del siglo XIX para definir a las personas con doble personalidad. El “álter ego” (literalmente “otro yo”) sería esa otra personalidad que habita en algunas personas y que en todas las tradiciones culturales y espirituales se había conocido anteriormente como “la posesión diabólica o espiritual”. En otras palabras, “álter ego” fue una manera “científica” de renombrar a una persona poseída por un demonio.
Como sabéis, Freud iba por libre con su psicoanálisis y lo que hizo fue retomar el concepto del “álter ego” como parte de un trastorno mental para construir su teoría sobre el “yo” en base a esa trilogía tan hegeliana del “Ello”, el “Ego” y el “Superyó” que, si lo pensáis un poco, es calcada al esquema marxista; infraestructura, estructura y superestructura. El objetivo de Freud, tomado de otro judío (Niezstche) era convertirse en “dios”, que en su terminología es “superyó”. Hace el siguiente razonamiento: “dado que mi dios es un perverso, entonces, lo que está mal en realidad está bien; las normas de moralidad (dadas por Yahvé) son el problema, luego tengo que superarlas y convertirme en un ‘dios’, que es el concepto que Freud denominó ‘superyó’ y que el Curso de Milagros retoma como ‘Maestro de Dios’”.
Al creer en un dios psicópata, que había ordenado a su antepasado Abraham sacrificar a su hijo Isaac, y conocer todas las barbaridades que Yahvé ordena cometer y las amenazas que profiere contra los propios judíos si le desobedecen, Freud dedujo que el mal que aquejaba a la humanidad estaba en su propio Yo, de manera que empezó a cargar las tintas en la palabra “Ego”, con lo que estaba proponiendo, de hecho, que el problema está en nuestro Ser; que el mal consiste en intentar ser buenos. Tampoco ha de extrañar esto tanto puesto que, como sabéis, la misma Biblia dice que “dios hizo al hombre a su imagen y semejanza”, por lo que los seguidores de Yahvé se comportan de la misma inhumana manera que su dios (si tu dios se comporta como un auténtico hijo de puta, ¿qué vas a hacer tú?). Como Freud no se podía plantear esto porque los judíos que discuten a Yahvé acaban como acaban, el austríaco empezó a autoculpabilizar al Ser Humano del mal.
De ahí provino esta paranoia con el “Ego” como origen de los males, que fue recogida por los creadores del Curso de Milagros, también judíos, claro (Schucman era en realidad Cohn, es decir, Cohen), en la que te enseñan a convertirte en un “maestro de Dios” a base de eliminar tu juicio, la discriminación de lo que está bien de lo que está mal, eliminando tu yo, es decir, tu conciencia. (El término “conciencia” es “conciencia del bien y del mal”; es decir, si no hay conciencia del bien y del mal, entonces no hay conciencia propiamente dicha).
Por más que los escritores del Curso de Milagros lo nieguen, su filosofía es una continuación del psicoanálisis (¡qué van a decir? ¡que son parte del Talmud? ¡Claro que no!). Este influyente libro es, sin duda alguna, la conexión con el Nuevo Orden Mundial que andábamos buscando desde hace años: la manipulación de la Nueva Era.
La trampa de colocar estas perversas palabras en boca, precisamente, de Jesucristo es… tan retorcida, que relega la Conspiración del Movimiento Gay al number 2 del ránking de conspiraciones.
De la irrefutable relación de Schucman-Curso de Milagros con el Proyecto MK Ultra se deduce que su contenido ha sido perfectamente ensamblado con la finalidad de destrozar la autoestima del Ser Humano, negándoles la más preciosa de sus cualidades, que es discriminar el Bien del Mal y, por tanto, inutilizándoles como sujetos políticos, pues la promesa de que podrán hacer milagros procede de “abandonar su Yo (su “ego”) y dejarse poseer por esa entidad. De robarles su alma, hablando “en plata”. La “jugada” desde el punto de vista político es muy inteligente: como la gente piensa que “juzgar es malo”, “podemos robar lo que queramos del erario público porque a nadie le va a parecer mal”. La situación no habría llegado a este punto sin la aquiescencia de tanta gente sonámbula que, encima, “se cree Dios” y más despierta, ¡precisamente!
¿A qué entidad se refiere el libro para dejarse poseer por “ella”,  utilizando -rastreramente- la figura de Cristo como cebo para que piquen los “pardillos”?
La respuesta la podéis obtener si os paráis aunque sea un minuto a meditar sobre el título del libro donde extraje la (absurda) explicación sobre el “ego”, perteneciente al Curso de Milagros: “Manual para el Maestro”.
Supongo que esta expresión no os dirá nada.
El asunto es que en el interior (y en el resto de los libros) se refiere al lector como “MAESTRO DE DIOS”!!
O sea, que el título real del libro sería “MANUAL PARA EL MAESTRO DE DIOS“.
Así pues, esas personas “sin Yo” (Sin ego) que leen el Curso de Milagros (y todas las sectas New Age que han sido infectadas por el virus) se creen ¡MAESTROS DE DIOS! (sin un átomo de soberbia, claro).
¿Qué entidad se cree por encima de Dios?
Creo que no tengo por qué decirlo, ¿verdad?
Ahora tratad por un momento de poneos en la mente de una persona que cree que “cuando desaparece” y no toma decisión alguna, ni utiliza su mente ni discrimina el bien del mal se convierte en “dios” y encima es… ¡humilde! (En su terminología eso es lo que significa “no tener ego”).
¿Cómo va a discriminar a las personas de las que se puede fiar de las que no?
¡La engañará todo aquel que diga hablar por boca de una entidad! ¡Eso es lo que ha ocurrido en el mercado de la New Age, por supuesto! ¡De eso viven decenas de gurús! (Porque esos sí que no han renunciado a su “Yo”, claro, jajaja).
¿Cómo va a diferenciar al hombre o la mujer que le conviene?
No podrá, claro, pero al mismo tiempo, y como el ser humano viene con un programa de “autoconservación”, la persona sin “yo” (sin ego) se inventará unas tretas de lo más sutiles para manipular a los demás, para defenderse de quien no la ataca porque en realidad ella no existe [esto último es humor negro]. Este tema espero desarrollarlo otro día porque tiene “tela” aunque adelanto que cuando la otra persona se defienda de los ataques de esta otra que se cree dios (con total humildad, claro), te dirá que lo que te pasa es que “tienes mucho ego”. Proyectará su mirada dulcemente perversa sobre ti y te hablará como si fueras un bebé porque, en realidad, ¡para ella eres un bebé porque ELLA ES MAESTRA DE DIOS!!
Como digo, las retorcidísimas técnicas manipulación de las personas que dicen no tener ego es un capítulo que deberé desarrollar más adelante pero de momento, y como remedio a esta sinrazón, abandonad esa palabra YA y volved a llamar a las cosas por su nombre: egoísta, ególatra, soberbio, egocéntrico y, por supuesto, endiosado.
¡Jajajaja!
¡No hay nada malo en ser tú mismo! ¡Al contrario! ¡Es como sirves al plan divino!
¡Ah! Que nadie confunda estas verdades con un ataque frontal a la New Age porque hay muchas terapias y enseñanzas muy valiosas en torno a ese mundo. Para discriminar las buenas de las nocivas, hay que aplicar un baremo muy sencillo: ¿cuál te ayuda a ser tú mismo y cuál lo que quiere es inutilizar tu Yo?
Lo más precioso del Ser Humano está, precisamente, en su Ser, en su yo verdadero. Cuanto más auténtico seas, cuando más “tú” seas, más te acercas a Dios.
Dios no te hace renunciar a tu libre albedrío (de hecho, nos ha dejado llegar a este brutal nivel de degradación precisamente por respetar nuestra libertad… ¡para elegir hacer el mal!).
Lucifer, sí. Lucifer te posee y te roba la Libertad. Mira lo que han hecho sus discípulos los Iluminati…

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