El tiempo y las decisiones de este Gobierno terminaron dándonos la razón a quienes hemos defendido el proceso de descentralización en Venezuela. Chávez se equivocó y eso lo está confirmando Maduro al revertir buena parte de las decisiones centralizadoras que se tomaron y le causaron mucho daño a las regiones.
Con la reciente decisión de regresar a la Gobernación del Zulia el manejo del Aeropuerto Internacional La Chinita y el Puerto de Maracaibo, se ratifica la posición que asumimos con aquel nefasto proceso de centralización. Ese no era el camino, pero se empeñaron en manejar todo desde Caracas y el desastre causado es enorme.
Esas decisiones centralizadoras nunca debieron ocurrir, porque se acabó con un trabajo constante y planificado que permitió realizar las inversiones necesarias para mantener en óptimas condiciones a esas instalaciones. Se apropiaron de lo que se había manejado con criterios de eficiencia, para abandonarlo.
Hoy, por ejemplo, tenemos un aeropuerto sin aire acondicionado, con graves fallas de mantenimiento a su infraestructura y hasta sucio; lo que deja muy mal parada la imagen de Maracaibo para todos los visitantes. Aunque dudamos que la actual gestión regional pueda mejorar ese desastre, porque ellos no se caracterizan por ser eficientes.
La descentralización permitió atender la infraestructura del estado. Nadie puede negar los beneficios, por ejemplo, que dejaron los peajes no sólo con carreteras en buen estado, sino con vigilancia y servicios al viajero. Igual ocurrió con el puente sobre el lago. Todo eso se perdió. De nada sirvieron los argumentos esgrimidos para parar tales medidas.
Hoy le devolvieron los peajes a la Gobernación, pero sólo cobran porque no hay servicios al viajero y las carreteras no están en buenas condiciones. En el caso de la Lara-Zulia armaron todo un alboroto para quitarnos la obra y después de tantos años han sido incapaces de avanzar con seriedad en la autopista, cuando nosotros en seis meses transformamos 10 kilómetros de la misma.
Todas estas son evidencias que las decisiones tomadas para despojar a la Gobernación de Zulia de sus competencias, tuvieron una motivación política y no para beneficiar al ciudadano, que más bien terminó siendo el real afectado por un Gobierno que no piensa en el beneficio colectivo, sino en el grupal.
Es grave que aún sigan tomándose esas decisiones con criterios políticos, porque dudo mucho que Maduro proceda a revertir todo lo centralizado en el estado Miranda, para que sea manejado por la actual gestión de Henrique Capriles. Este es un Gobierno que todo lo mancha con acciones políticas sin pensar en las secuelas que traerán para el pueblo.
A partir del cambio que iniciaremos en la nueva Asamblea Nacional, vamos a trabajar al lado de nuestros diputados para revertir legalmente la centralización que tanto atraso ha traído para los venezolanos. Descentralización es progreso. Derrotemos el sectarismo.
@PabloPerezOf
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