Israel se preparara para una posible ofensiva conjunta de Siria, Irán, Rusia y Estados Unidos contra el Emirato Islámico (Daesh) en Raqqa. Dicha ofensiva conduciría al abandono del proyecto que pretendía derrocar la República Árabe Siria y poner en el poder a la Hermandad Musulmana.
Pero Tel Aviv teme ahora que, después de la victoria, Siria dependa simultáneamente de Rusia y de Irán y que autorice este último país a instalar una base permanente al sur de Damasco.
Ese temor llevó al primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, a viajar a Rusia el 9 de marzo de 2017 para pedir a Moscú que sirva de contrapeso a la influencia de Teherán en Damasco.
Al mismo tiempo, en declaraciones hechas bajo condiciones de anonimato, un diplomático francés afirmó que Rusia planea crear dificultados a los occidentales en el Medio Oriente, como respuesta a las acciones de Occidente en Ucrania. Según ese diplomático, Moscú permitiría que el Hezbollah e Irán ataquen Israel mientras Bruselas y Washington mantengan sus sanciones contra Rusia.
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