El es José luis Rodríguez tiene 86 años vive con unas ancianitas y ellas le dejan quedarse en un cuartico donde le atienden y allí puede descansar después de pasar largos días pidiendo en las Calles de #Maracay #Venezuela.
El ABUELO ( así me dijo que le llaman) se la pasa en la Av. Las Delicias, en toda la esquina de Farmatodo del Edo Aragua, para ser más precisos: En frente del Hotel Italo.
Venía de reunirme con Lorena, una amiga escritora y al verlo nos detuvimos a conversar con el.
Es increíble lo frágil y débil que es, posee una voz dulce, la voz de el abuelito bueno y protector que todos deseamos.
Le preguntamos qué porque estaba allí pidiendo, su respuesta me sensibilizó muchísimo: – Mijo pido para ayudar a las abuelitas ya que ellas no tienen quien les de nada, y de esta manera puedo colaborar con algo y sentime ÚTIL, al llegar a la casa.
Es increíble cómo nuestros abuelos Pasan tantas penurias, le pregunté por sus hijos y se quedó callado, me dijo que: – Estaban por allí…
La verdad NO entiendo cómo algunas familias pueden darle la espalda a quienes les dieron estudio, a quienes le dieron la VIDA y lucharon por ellos.
Es triste sentirme atrapado en una sociedad que NO desea cambiar, La Mayoría están metidos en sus capuyos, Nadie voltea a ver para los lados , nadie se detiene, cada vez vivimos congelados en nuestras propias intereses, en nuestros propios asuntos. Muchos piensan que si algo NO les afecta a ellos NO les interesa.
Lorena le colaboró con dinero, al Abuelo, por lo general les compro comida, Agua, etc, pero esta vez me sentí tan culpable, ( Se que NO debo sentirme así, pero me entristece verlos tan desprotegidos, tan desesperados, tan solos) le Dimos lo que teníamos en efectivo. (Es que a veces, Hasta desconfiamos tanto de todos que nos cuesta darles algo) porque les juzgamos pensando que son flojos y que piden por sinvergüenzas Y nos molesta pensar que le vamos a mantener “Sus Vicios”, pero la verdad que el Sr Jose Luis, necesita ser atendido, ser sacado de las calles.
El tiempo se le acaba, el tiempo le golpea cada día, recordándole que su vida se apagara en cualquier momento.
Le preguntamos qué desea? Le conté que escribo y hago #VenezolanosConCorazon ( el No sabía que era) pero le expliqué que muchas personas comenzarán a detenerse y le ayudaran con el Corazón.
Me dijo: – Amen, Hijo…
Insistí en saber que deseaba? Me pidió: – un Par de Zapatos, me pidió Ropita, medicinas, cobijas, una almohada. Me dijo que lo único importante que tiene es a Dios!!!
Le di la mano, le prometí ayudarle, deseo en el alma que todos sean verdaderos #VenezolanosConCorazon. Y se acerquen a contribuir con el.
Si entre todos comenzamos a ayudar a quienes menos tienen de alguna manera estamos generando un CAMBIO positivo para nuestra Sociedad, así estamos contribuyendo a que los más pequeños entiendan lo que significa tener : ESPERANZA.
Les citaré una Parábola hebrea, llamada: “Las 4 Velas”
Cuatro velas se estaban consumiendo tranquilamente. El ambiente estaba tan silencioso que se podía oír el diálogo entre ellas.
La primera dice: “¡Yo, soy la Paz! A pesar de mi luz, las personas no consiguen mantenerme encendida.”
Y disminuyendo su llama, se apagó totalmente.
La segunda dice: “¡Yo me llamo Fe! Infelizmente soy superflua para las personas. Porque ellas no quieren saber de Dios, por eso no tiene sentido continuar quemándome.”
Al terminar sus palabras, un viento se abatió sobre ella, y ésta se apagó.
En voz baja y triste la tercera vela se manifestó: “¡Yo soy el Amor! No tengo más fuerzas que quemar. Las personas me dejan de lado porque solo consiguen manifestarme para ellas mismas; se olvidan hasta de aquellas que están a su alrededor.”
… Y también se apagó.
De repente entró una niña y vio las tres velas apagadas. Y dijo: “¿Qué es esto? ¡Ustedes deben estar encendidas y consumirse hasta el final!”
Entonces, la cuarta vela, habló: “No tengas miedo niña, ¡mientras yo esté encendida, podemos encender las otras velas!”
Entonces la niña tomó la vela de la ESPERANZA y encendió las que estaban apagadas.
Que la vela de la ESPERANZA nunca se apague dentro de nosotros.
Por: Andrés Modesto
Escritor / Fotografo / Venezolano
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