miércoles, 10 de junio de 2015

ECONOMIA POSITIVA GLOBAL|Misión Hambre

Las reserva internacionales de Venezuela, la mayor parte de ellas en  barras  de oro, han caído aceleradamente  en los últimos meses en una muestra de los graves problemas que enfrenta el régimen de Nicolás Maduro. Esta situación está encendiendo las alarmas en los mercados financieros internacionales  sobre la capacidad de pagos del régimen y las altas probabilidades de que el país se declare en DEFAULT, para finales de año.
El  DRAMA  MACROECONOMICO,  se refleja en las finanzas del país cuando, se están quemando sus reservas internacionales a un ritmo de  2.500 millones de dólares por mes, una insostenible tendencia que amenaza  con agotar su colchón financiero  en solo siete meses.

La acelerada caída de las  reservas  internacionales, que se produce en medio de una de las peores crisis económicas del país, han estado acentuando  las dudas en los mercados financieros  sobre la capacidad de pago  del país.
El precario estado de las cuentas externas, ha comenzado a generar delicados y altos niveles de desnutrición y de bajos niveles de ingestas de alimentos con balanceados niveles de proteínas, lo que está comenzando a generar desequilibrios metabólicos en los venezolanos.

La Encuesta Condiciones de Vida del Venezolano 2014, realizada por investigadores de las universidades Central de Venezuela, Simón Bolívar y Católica Andrés Bello, y divulgada hace poco, alertó precisamente acerca del desequilibrio del menú que se sirve en los hogares. “La alimentación se ha deteriorado en todos los estratos sociales”, sentencia Maritza Landaeta, de la Fundación Bengoa, una de las líderes de la investigación. La comida, no sólo de los más desfavorecidos sino también de quienes tienen más poder de compra, “se caracteriza principalmente por los alimentos que la red oficial pública está ofreciendo: arroz, harinas, grasas y azúcares. La disponibilidad de proteínas, que viene dada por el pollo y por la carne, es muy baja”, señala.

Se trata de una dieta compuesta básicamente por 10 alimentos, apunta la investigadora del Centro de Estudios del Desarrollo de la UCV, Marianella Herrera, que también encabezó la Encovi. “Entre los estratos socioeconómicos más altos y los más bajos hay muchas similitudes.

El primer alimento con intención de compra es la harina de maíz precocida, después el arroz, los panes y las pastas y las grasas. En los estratos socioeconómicos más bajos no aparecen frutas ni hortalizas, pero en las categorías de mayor poder adquisitivo tampoco tienen la relevancia que uno esperaría”.

La desaparición del huevo de la rutina cotidiana es uno de los cambios más preocupantes. “Hasta hace cinco años, ese alimento acompañaba las comidas, especialmente el desayuno. El primer plato del día siempre era una arepa con un complemento proteico, que también podía ser pollo o carne desmechada o molida. La arepa sigue estando presente, pero se rellena de margarina o mayonesa”. Dice Landaeta.

Otro dato que arrojó Encovi es que al menos 11,3% de los consultados confesaba que sólo comía dos o menos veces al día. Pero lo más grave es que no se trata de comidas de calidad, advierte Landaeta. “Por el contrario, a veces se trata simplemente de dos arepas sin relleno de proteínas”. En los estratos más pobres, el porcentaje de quienes no se alimentan 3 veces al día sube a 39%.

Eufemismos aparte, estamos en presencia de hambre, indica Herrera, es decir, se come pero no se cubren los requerimientos del organismo. “Si eso ocurre en forma crónica trae consecuencias. En el caso de los niños, puede traducirse en retardo en el crecimiento, por ejemplo”. La cifra, en todo caso, contrasta con la que recoge el documento que el gobierno venezolano presentó ante el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU, de cara a la evaluación que rindió esta semana. Allí sostiene que “95,4% de los venezolanos come tres y más veces al día”. Por otra parte, las familias hacen sustituciones poco acertadas para cubrir los faltantes. En lugar de carne, los más pobres opta por mortadela, mucho más barata pero con un exceso de grasa y sin los aminoácidos esenciales necesarios para la reparación y reposición de las células del organismo que aportan proteínas de más calidad como la carne y el pollo, señala Virgilio Bosh, investigador de la Universidad Central de Venezuela y directivo de la Fundación Bengoa. “El gobierno se ufana mucho acerca de que Venezuela está entre los países que no tiene déficit calórico, pero la alimentación no tiene calidad, ni tiene balance”.

En definitiva y muy a pesar por lo expresado por el régimen de Maduro, ya no es solo las colas en los establecimientos , sino la escasez y el desabastecimiento y el alto costo de los mismos , ahora aparece un factor más peligroso en la sociedad venezolana , como es el hambre.

Fernando Romero|economista|profesor universitario

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