Mientras tanto en el paraíso bolivariano de Venezuela, en el que el Estado provee todo lo que sus ciudadanos puedan necesitar, esta semana parece que Maduro compró leche en polvo y 50 millones de rollos de papel higiénico.
Viendo cómo se ha repartido la leche en polvo, con algún que otro apretón, parece que quizás el Gobierno se va a quedar un poco corto. O falta leche en polvo o sobran ciudadanos:
Ahora que llego una tanda de leche en polvo y papel higiénico, alguien le debería comentar a Maduro que también faltan pañales. Aunque quizás el comandante en jefe en su inconmensurable sabiduría ha visto que su pueblo se las apaña bastante bien con bolsas de plástico para los bebés y decide posponer la compra. Luego no me diréis que esto de la revolución bolivariana no es un bien ecológico. Recordad que en Venezuela la mayoría de la comida la importa el Gobierno, pues casi no hay producción nacional. Y sin dólares o con falta de ellos poco se puede importar.
La revolución también tiene otras cosas buenas. Cómo ya tampoco quedan preservativos ni píldoras anticonceptivas en las farmacias es previsible que el país aumenta la tasa de natalidad.
GurusBlog
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